martes, 29 de noviembre de 2011

AQUÍ NO HAY QUIEN VEA

Ya ha llegado la niebla

Se nos ha echado la niebla encima. No es que sea una novedad, esta zona es muy propensa, sobre todo en el mes de Noviembre. Lo que molesta es que mientras el resto de la Península goza del Sol, aunque no caliente, aquí estamos sumergidos en un preinvierno frío, húmedo y oscuro que aumenta la tristeza propia de la estación.
No hay quién distinga a nadie

No obstante hay seguir corriendo, eso siempre, pero con cuidado de que te vean los demás, vehículos a motor principalmente, y de no perderse, que con niebla es fácil.
¿Esto donde es?
La semana pasada la dediqué a ir recuperando las fuerzas perdidas en la maratón y realicé cuatro salidas cortas de 10 km y el domingo con La Vieja Guardia fuimos hasta Cregenzán por el camino, después pasamos por Burceat y para casa. En total 15,5 km a un ritmo muy tranquilo que nos permitió arreglar prácticamente todos los problemas del País, al menos los más importantes, porque es verdad que del envejecimiento del parque móvil español no dijimos ni pío, con la falta que hace.
Hasta pronto amigos.

viernes, 25 de noviembre de 2011

ZAPATILLAS, MON AMOUR


Las zapatillas son el objeto de deseo de todo corredor

Todo blog que se precie y tenga como principal tema el correr debe dedicar una entrada a las zapatillas. Porque sin duda, si hay una prenda que pueda considerarse una prolongación del cuerpo del corredor, esa es la zapatilla, o en su versión plural, por los dos pies, las zapatillas.
Pero no nos engañemos, las zapatillas tal y como las conocemos ahora son un invento relativamente moderno. Cuando yo era niño no existían las zapatillas, había una versión con nombre de reminiscencias árabes que eran las alpargatas. Las alpargatas eran de lona con suela de goma, y todo hace pensar que descendían directamente de la albarca o abarca, que de ambas formas recoge el término el diccionario.
Las abarcas, el eslabón perdido de la evolucíón alpargatística.
Las alpargatas tenían la peculiaridad de que fueron las precursoras de algo tan común hoy día como es la caducidad; porque tenían fecha de caducidad, aunque no la llevaran escrita encima. Las alpargatas duraban un verano. Te las compraba tu madre cuando cogías las vacaciones de verano y las tirabas destrozadas, después de un estío machacándolas sin piedad, poco antes de empezar la escuela. Cuando escribo “destrozadas” no exagero un ápice y podría haber añadido “inservibles”, porque el destino de las alpargatas al final del verano era el vertedero. Y es que, a diferencia de lo que sucede ahora de que para cada deporte usamos un calzado deportivo específico, antes las alpargatas se usaban para todos los deportes menos para la natación, que para eso estaban las sandalias de goma, que ya llegaremos.
¡Cuántos veranos compartidos!
Como iba diciendo, el uso multidisciplinar de este calzado, sumado a su más que asequible precio, lo hacían el ideal para aquellos veranos en que pasábamos el mayor tiempo posible jugando en la calle. Su escaso peso, la amortiguación de la suela y la transpirabilidad de la lona las convertían en idóneas para la carrera. El refuerzo de goma en la puntera ayudaba a los futboleros a no agujerearlas antes de tiempo y el dibujo geométrico de la suela se agarraba a cualquier superficie, aunque hay que señalar que en aquellos tiempos la tierra le ganaba al asfalto. Yo recuerdo que en la alpargatería de mi barrio había dos modelos de distinta marca aunque muy parecidos. Uno tenía la punta más redondeada y los laterales más rectos, más al estilo Converse, y era de la marca Tao. El otro tenía una forma más angulosa, se adaptaba más a la forma del pie y era de la marca La tórtola. Ni que decir tiene que la elección de uno u otro modelo lo hacía la madre en función de la oferta, siempre la más barata, o en función de ajuste, siempre un poco más grande por si crecía el pie durante el verano, no hubiera que comprar otras.
Con el tiempo aparecieron las tobilleras, pero esas “sólo” las usaban los que jugaban a baloncesto, y si no lo practicabas era un gasto insustancial.
Tobilleras de jugador de baloncesto.

Las primeras bambas eran siempre blancas
La versión femenina de las alpargatas eran las bambas. Eran un poco más sencillas y no tenían refuerzo en la puntera, para dejar clara la condición de sexo débil de sus dueñas. En los tiempos actuales tanto las alpargatas como las bambas son unisex pero antes las diferencias estaban muy marcadas y ningún niño llevaría bambas ni ninguna niña alpargatas.
Antes he nombrado las sandalias de goma, que a diferencia de bambas y alpargatas sí que eran unisex. Este calzado también veraniego se utilizaba porque las piscinas eran unos recintos reservados a unos pocos y que la mayoría de la población sólo veía en el cine, distracción ésta mucho más popular que ahora, aprovecho para decir. Entonces, en la época anterior a la llegada del hombre a la Luna, las maneras habituales de aplacar los rigores de la canícula eran sumergirse en ríos, balsas de riego, o duchas de agua fría al aire libre en el corral de las casas. Como es de suponer, el riesgo implícito que estas prácticas conlleva exigía de un calzado anfibio que se adecuara a cualquier circunstancia. Ahí es donde las sandalias de goma cumplieron un papel que no ha sido reconocido como es debido, según mi parecer. 
Las sandalias antiguas eran color carne.
Compartían con las alpargatas el precio asequible y la metamorfosis veraniega. Unícromas, de color carne, recién compradas se confundían con la piel si las mirabas de lejos y parecía que el portador anduviera descalzo. Con el paso del verano, el acumulamiento de sudor provocado por la nula transpiración del componente principal, y único, sumado a los restos de materia de ríos y balsas que se depositaba en los laterales y quedaba adherido gracias a ese mismo sudor les daba un tono más oscuro que se confundía de nuevo con la piel tostada por el sol. Si tu madre te decía por la mañana que ese día te pusieras las sandalias, sabías que tocaba remojón seguro, aunque fuera por la tarde después de hacer la digestión.
La imagen de los niños recién cogidas las vacaciones con las alpargatas nuevas era la viva Felicidad; bien distinta del final de Agosto, todos quemados por el sol, con los dedos de los pies asomando por los agujeros de las alpargatas y que marcaban el inicio del siguiente curso escolar. Porque durante el curso ya nadie iba con alpargatas, entonces el calzado multifunción eran los zapatos Gorila o las botas Chiruca, las de antes de lona tobillera de color marrón, no las de ahora con Gore-tex.
Pero eso es otra historia.
Ahora tantas y antes con un par pasábamos todo el verano.
Hasta pronto amigos.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

UNAS FOTOS DE MAS

Aquí os dejo las fotos oficiales de la Maratón Costa Dorada (Marató Costa Daurada, en catalán) que he encontrado por ahí, además del vídeo extraoficial de mi llegada.
Esperando la salida con Jesús.

En pleno esfuerzo.
Resoplando, a quién quiero engañar.






Meta, ¡Por fin!






Espero que estas imágenes de esfuerzo y entrega os sirvan de estímulo para vuestros entrenos. A mí me duelen las piernas sólo de recordar estos momentos.
Hasta pronto amigos.

sábado, 19 de noviembre de 2011

RE-FLEXIONES Y RE-CUENTOS

Con este título y en el día que estamos parecería que voy a hablar de política, pero nada más lejos de mi intención. Lo que ocurre es que hace casi una semana que terminé la maratón de Salou y el descanso pasivo que estoy haciendo –ni me he mirado las zapatillas- está elevando mis niveles humorales en la trócola y tengo que darle salida por algún lado, y como el único que no se escapa de mí cuando le hablo es el blog, pues a por él.
Yo no soy dado a los números, siempre me han tirado más las letras; así que cuando leo a mis blogueros de cabecera, el sr. Ornitorrinco y Presi Torres y veo cómo enumeran participaciones en pruebas, marcas conseguidas, incluso estadísticas, me quedo callado y pienso que quizá escribir un blog lleve consigo este sacrificado trabajo alternativo. Para abundar en esta conclusión sólo me faltó leer el blog de Robert Mayoral y ver que él también hace recuentos de pruebas y marcas terminadas y conseguidas.
Llegando a meta en la Chistavín de 2009

Mi palmarés no es tan amplio como el de Presi Torres ni tan grande como el del sr. Ornitorrinco ni tan potente como el de Robert Mayoral, pero con las piernas llenas de glucosa por el descanso, la cintura de grasa por la gula y el cerebro...el cerebro...y el cerebro dentro de la cabeza, os pongo al día a vosotros -y a mí de paso- de mi escueto historial deportivo.
En la Castillazuelo-El Pueyo
Empecé corriendo en el año 2006 y desde entonces:
-2 Chistavines
-2 Millas del Coso
-1 Castillazuelo- El Pueyo
-4 San Silvestres de Barbastro
-3 10 k Nocturno Fiestas de Barbastro
-1 Media maratón de Mollerusa
-2 Medias maratones de Sabiñánigo
-3 Medias maratones de Huesca
-6 Medias maratones del Somontano
-4 Maratones: Valencia y Zaragoza en 2009, Salou en 2010 y 2011
Esto es lo que hay, creo que no me he dejado nada, en total 27 participaciones en 6 años, poca cosa. Para días entro en el Top Ten de la Liga de Oro Somontano.
Y ya que estamos en harina aprovecho para comentar que desde finales de 2008 pertenezco al “Club Garmin” y tengo registros de los años 2009, 2010 y 2011 completos. 
Las san Silvestre son otra cosa.
Los he revisado y salen estos km en zapatillas por el mundo (la comarca):
Año 2009.- 2559 km en 222 horas, 53 segundos a un ritmo de 5.14 minutos el km.
Año 2010.- 2144 km en 186 horas, 27 segundos a un ritmo de 5.13 minutos el km.
Año 2011.- 2705 km en 233 horas, 17 segundos a un ritmo de 5.10 minutos el km.
Salvando el hecho de que a este año aún le queda mes y medio, y si me apuro igual paso de 3000 km, lo que sí he visto es que el año 2010 corrí menos km y sin embargo fue el año que mejores marcas he obtenido. Como he dicho al principio, soy de letras y no se si significa algo.
Mañana saldré a correr con mis colegas domingueros de “La Vieja Guardia”, gastaré la glucosa acumulada en mis piernas, sudaré la grasa de la tripa y fluirá la sangre por mi cerebro, que tras una semana supinado en el sofá está a punto de explotar.
Foto con humor de la última Maratón

martes, 15 de noviembre de 2011

MENUDA CORRIDA EN SALOU


No sé si he acertado con el título de esta entrada. Por un lado es importante que los títulos sean impactantes para llamar a la lectura del resto del escrito; pero por otro lado quizá lleve a confusión, porque mezclar “corrida” y “Salou” en la misma frase no sé yo si se relacionará a las primeras de cambio por el ávido lector con la participación en una maratón, que es de lo que va tratar este asunto. De todos modos, si has llegado hasta aquí, ya puedes seguir leyendo hasta el final, porque no queda mucho más...
LOS PREAMBULOS
Una habitación muy bonita, con un espejo muy grande,
A diferencia del año pasado; en que mi ignorancia de la situación me hizo ser inconscientemente atrevido y salir hacia Salou por la tarde, llegando a la recogida del dorsal a una hora cercana al ocaso y al hotel con noche cerrada tras más de una hora dando vueltas con el coche sin encontrarlo, lo que acrecentaba mi mal humor por la preocupación de perder el servicio de la cena que había contratado y pagado junto con la reserva; este año he sido prudentemente previsor y he llegado al hotel a mediodía, con toda la luz que el otoño mediterráneo podía ofrecerme.
Después de tomar un refrigerio que llevaba preparado desde casa y para evitar que el sopor se me apoderara y que una siesta incontrolada pudiera dar al traste con el buen control horario que traía, decidí salir chino chano a buscar el dorsal dando un saludable paseíto por Salou. 
Como ya me lo conocía del año pasado, me encaminé directamente al mismo lugar donde lo había recogido. Había algunos carteles indicando el lugar de entrega, pero ¡como ya me lo conocía del año pasado! no hice caso, iba mirando hacia mi derecha buscándolo y como quién no quiere la cosa me planté en la oficina de atención al cliente de Portaventura, donde dicho sea de paso, no tenían ni la más remota idea de que se corriera una maratón en Salou ni mucho menos que Portaventura fuera su principal patrocinador. Después de indagaciones varias con sus compañeros me explicaron el camino que debía tomar para llegar hasta el hotel donde daban los dorsales. El saludable paseíto acabó convirtiéndose en una soberana caminata. 
En azul el camino normal. En rojo la caminata extra.
Recogí mi dorsal y el de Jesús Cientounero y volví a mi hotel para descansar y hacer hora antes de la cena. ¡Hombre, la selección española contra Inglaterra en la tele! me relajaré viéndolos jugar y golear al equipo de Capelo. Al acabar el partido estaba muy tenso por el resultado desfavorable y ya me temía una noche de insomnio por culpa del fútbol y los nervios previos a la carrera. Menos mal que en la recepción me dieron la buena noticia de que podía bajar a desayunar a las siete de la mañana para estar ágil a la hora de la salida, y la mala noticia de que debía abandonar la habitación antes de las diez de la mañana, con lo que me aseguraba de que debía estar ágil para no dejarme nada olvidado. A pesar del copioso buffet libre que el hotel ofrecía a sus huéspedes, me contuve y retuve ese instinto primario que me surge de dentro cuando hay comida gratis a tutiplén y sólo cené un poco de ensalada, espaguetis, pescado y crepes con chocolate. De vuelta a la habitación, los nervios hicieron aparición –no pegaré ojo, me repetía- me puse de nuevo la tele y busqué algo interesante que propiciara el reláx y que el abrazo de Morfeo me envolviera: Tele 5 y la Noria. El hijo de Albano y Romina Power contaba las miserias que rodeaban a su familia. A mi me produjo el sueño en menos de quince minutos. De cualquier manera, no fue un descanso tranquilo, tuve calor, la cama estaba dura, di muchas vueltas, tuve frío, la almohada estorbaba, di más vueltas ¿dónde está la dichosa almohada? En fin, lo normal la noche antes de una maratón.
Mi dorsal es un número binario, en decimal sería el 13.

ANTES DE LA CARRERA
A las siete menos cinco diana. Me levanto, me visto y a desayunar. De nuevo ese buffet tentador me ofrece todo tipo de viandas de lo más apetitosas y sugerentes, pero voy a correr una maratón así que rechazo huevos fritos, judías, salchichas, pancetas y demás embutidos fríos y calientes, bollería refinada multicolor y multisabor, salvo excepción de una magdalena integral, y desayuno lo que todos los días: café con leche con cereales y dos tostadas de pan con margarina y mermelada. No puedo evitar pensar que de qué me sirve hacer tantos km para comer lo mismo que en casa –concentración, concentración- Termino y huyo de ese lugar de tentación antes de dejarme llevar por deseos ocultos de gula sinfín. En la habitación me cambio, recojo y cuando estoy en el baño sentado en la taza aligerando peso para la carrera suena el teléfono. No me sorprende, sabía que sonaría en ese momento, lo dejara para antes o para después. Es Cientounero Jesús, que ya ha llegado. Vistazo general, todo en orden y para abajo. Le entrego su bolsa, se cambia, montamos en su coche y para la línea de salida. La edad también se nota en cómo se toma uno una acción tan simple como conducir. Para mí es un trámite necesario para desplazarme entre dos puntos que no puedo realizar andando. Jesús, más joven, se lo toma como un reto deportivo, y tras varias curvas raaas!, me confundo indicándole y casi acabamos en Tarragona, pero con otra sesión de curvas raaas! en sentido opuesto llegamos al parking antes que si llevo yo el coche y no me confundo de camino. Últimos retoques, todo listo, vamos para la línea de salida.
Los tres participantes barbastrenses.

Allí enseguida nos encontramos con Miky Ultrafondista, que se estrena en la maratón. Él con su familia se hospeda en el hotel de la organización y lleva desde el viernes disfrutando de Portaventura, con entradas gratis al parque hasta el mismo día de la prueba. Nos hacemos la foto de rigor, que tenemos que repetir en varias ocasiones porque los fotógrafos seleccionados aportaban su toque artístico pero dejaban en segundo plano el que se nos viera bien a los tres, o que se nos reconociera al menos.
Miky dice que se va hacia la parte de atrás del pelotón porque la salida es inminente. Al momento aparece por allí Chema Martínez, que no saldrá desde las primeras posiciones sino entre los participantes y se pone al lado nuestro. Blanco y en botella, a una joven que tiene una cámara en la mano le pedimos si puede hacernos una foto a Jesús y a mí con él. Chema se muestra encantado, después de la foto habla con nosotros y con todo el mundo como si nos conociera de siempre, es un profesional como la copa de un pino. Me acerco a la chica para darle la dirección web del club y ¡es de Binéfar! Vaya suerte, espero que llegue pronto la foto. Entonces anuncian que la salida se va a retrasar por culpa de unos autobuses que tiene que retirar la policía y vuelve Miky, así que aprovechamos y nos hacemos la foto oficial los tres con Chema Martínez, que no anda muy lejos. 
Foto oficial de la Maratón Costa Dorada 2011.
Por fin, casi a las 9:30 se da la salida.
LA CARRERA
Como pasa siempre, la salida es caótica, encima estamos mezclados los del 10 k y los de la maratón. Con Jesús nos lo tomamos con calma. Delante de nosotros Chema Martínez va charlando tranquilamente con todo el que se le acerca. Va a nuestro ritmo pero se nota que poco a poco lo va subiendo, cualquiera lo coge de liebre sabiendo lo que queda por delante. Nosotros ponemos ritmo de 3:30 y para adelante. En el km 6 nos vamos acercando a un grupo numeroso guiado por un cachas que lleva el dorsal de 3:30, olé, olé y olé, hemos llegado a casita, ahora a esperar a que pasen los km –sólo quedan 38-
Nos situamos en el grupo y pronto el sonido campanero de mi Garmin toma un inesperado protagonismo. Todos los que llevan algún tipo de GPS, u otro sistema de control de paso de km lo calibran con el mío y vemos que coincidimos entre nosotros, que no con las señales kilométricas dispuestas por la organización. El práctico que nos lleva da conversación a todo el que quiere, nos aconseja con maestría y nos recomienda prudencia. Y es que alguno le pregunta cerca de cuándo es mejor para salir del grupo a hacer marca, si la media maratón o el km 30. Y él les responde que salgan cuando las fuerzas las lleven sobradas y que progresen muy poco a poco, que todo esfuerzo baldío termina pasando factura. ¡Qué sabias palabras y cómo se cumpliría a posteriori!
Hace calor, el sol calienta y es necesario beber agua en todos los puestos para no deshidratarse. Este año el público anima más y hay más gente por los lados del recorrido, sin embargo los puestos de avituallamiento han sufrido la crisis, los botellines de Gatorade se han convertido en vasos de Acuarius y a los frutos secos ni los vi. Damos la vuelta en Cambrills y nos llevamos la segunda sorpresa de la carrera: la brisa a favor ahora es viento de cara, lo que faltaba. La primera sorpresa es el cambio de recorrido, que no estaba especificado en la página web, donde seguía apareciendo el anterior. Este nuevo circuito discurre al principio por calles secundarias de Salou, con muchas revueltas, nos cambia varias veces de firme –asfalto, hormigón, baldosa- y consigue que las piernas sufran más. Con el viento de cara nos replegamos detrás del práctico para minimizar su impacto y de vuelta a Salou. En la media maratón nos ofrece un gel uno de los patrocinadores; yo llevo dos en el antebrazo con un manguito tal y como me aconsejó mi entrenador, pero por si acaso lo cojo. El práctico y los que llevamos GPS nos damos cuenta de que por error de la organización la señal del km 22 corresponde en realidad al km 23. Una cierta preocupación nos asalta por si tenemos que hacer un km de más, pero la organización debía tenerlo previsto porque pasamos de la señal del km 23 a la del km 25 y si antes íbamos con un km de más, ahora vamos con 500 m de menos, sí señor. En medio de este batiburrillo kilométrico veo que Jesús se ha tomado el gel que nos han dado y observo cómo sus piernas ponen una marcha más y se aleja poco a poco del grupo. En ese momento tengo fuerzas, ganas y motivación para seguirle, pero visualizo el regreso desde Cambrills con el viento de cara y sin nadie que nos proteja y me achanto y le deseo la mejor de las suertes. Ahora ya sé que no voy a dejar al grupo en todo el recorrido. Pasábamos por el km 28 cuando uno de los integrantes del grupo se acerca al práctico, le da las gracias por su trabajo y le dice que se va hacia adelante. El práctico le recomienda que progrese poco a poco y el hombre va cogiendo distancia, 10 m, 20 m, 30, 40, 50, 75, 100 m todo lo más. Ahí va él solo a 100 m del grupo. En el km 32 damos la vuelta y el viento, aún más fuerte, de cara otra vez, implacable. Las fuerzas van haciendo mella en todos los componentes del grupo. Yo me he estado tomando el primer gel a sorbos, y gracias a eso voy aguantando. El práctico para evitar que perdamos ritmo recoge en los avituallamientos 6 ó 7 botellines de agua y los reparte entre nosotros. Un animador espontáneo de aspecto atlético que conoce al práctico y lo ha saludado siempre que hemos pasado cerca se coloca a nuestro lado, nos ofrece Gatorade y suelta lo siguiente:”Qué lujo tíos, correr con Robert Mayoral de práctico”
Esta frase tan enigmática me caló hondo -¿Lo habrá dicho porque el práctico es pariente de los Mayoral de Barbastro, ha visto mi camiseta y quiere que les lleve algún recado a sus familiares o preguntarme acerca de cómo se encuentran?- En ese momento me di cuenta de que no me llegaba glucosa al cerebro y me fui tomando el segundo gel. Esperaba no tener que empezarlo, pero veo que si no lo tomo no llego. Cazamos al valiente que arrancó en el km 28 y a alguno que otro más y no pueden ni seguirnos. Entramos en Salou, km 38, y diviso a lo lejos una imagen que me preocupa, Jesús va andando por el margen y hablando por teléfono. Me preparo alguna frase de ánimo, alguna pregunta acerca de su estado pero cuando llego a su lado sólo me sale: “¡Jesús!”
-como si hubiera estornudado alguien- Él, más entero que yo en ese momento, le quita importancia a su parada y me dice que ya me contará. 
Km 39. Soy ese del fondo que recoge agua desesperadamente.
Km 39, pisamos las duras baldosas del paseo marítimo y, a pesar del segundo gel, mis piernas no pueden seguir al grupo. Es lo que tiene correr sin margen de error, si fallas te hundes. Robert me anima a un esfuerzo extra para no perder la protección del “grupo” – tres corredores y él- pero veo que no puedo y sólo pienso en el último avituallamiento, la última bala que guardo en la recámara, el secreto mejor guardado de mi estrategia. La cosa es que llego al avituallamiento y me paro. Me tomo dos vaso de Acuarius tranquilamente como fuese un vermú, me como media naranja como quien come mejillones y me bebo un trago de agua. Salgo de ese avituallamiento con las fuerzas renovadas y con la motivación que da saber que quedan poco más de 2 km. Voy recogiendo a los miembros del grupo que también se han descolgado y a falta de 1 km veo parado a Robert, solo y como esperando. Le pregunto y efectivamente está esperando a alguien que vaya peor que yo para acompañarlo hasta meta. Me anima y me dice que voy muy bien y que no pare. Y es verdad, como es bajada hasta meta voy como un tiro, amplío la zancada, levanto la cadera y procuro hacer una entrada digna, que parezca que podría correr otra maratón ahora mismo, qué cosas.
LA META
Me colocan la medalla de la prueba que demuestra que has acabado y veo de spiker a Albert Caballero. Me saco el chip y me acerco a él señalando el escudo de nuestro club. Gracias Presi Torres por tu saber quedar bien con todo el que viene de invitado a nuestras pruebas, porque en cuanto lo vio no dudó un momento en entrevistarme, ¡a mí! Yo muy circunspecto le di las gracias a la organización por lo bien que había estado todo y señalé que el cambio de circuito quizá no favorecía a los corredores populares. Le invité a volver a Barbastro cuando quisiera y me fui a recoger algo que llevarme a la boca. 
Con Robert Mayoral, el práctico de 3:30
Me fotografié con Robert Mayoral y le di las gracias por lo bien que nos había llevado y también lo invité a participar en nuestras carreras, la media y la ultra, porque según me dijo y he podido comprobar después, él es un triatleta multidisciplinar que lleva ¡4 maratones en cuatro semanas consecutivas! como un mini reto personal. Me despido de él, espero a Jesús que me cuenta que le sentaron mal los geles y tuvo arcadas, lo que le obligó a parar y nos vamos al coche. Unas curvas raaas! y me deja en mi coche, nos despedimos y nos deseamos suerte para próximas carreras- él en San Sebastián el 27 de Noviembre la maratón y yo en Castillazuelo el 8 de Diciembre el cross.
EL REGRESO
Me cambio de ropa, mando mensajes a todos los que me han ayudado durante la temporada y me voy al restaurante que fui el año pasado a reponer fuerzas, que las necesito para volver a casita. 


El restaurante donde repongo fuerzas.
Me monto en el coche, todo en orden, para Barbastro.
Paso por Reus y no sé cómo lo hago que me pierdo y casi aparezco en Alcañiz, provincia de Teruel. Para encontrar de nuevo la carretera correcta tengo que dar tantas vueltas por el centro de Reus que acabo tuteándome con algunos vecinos. Por fin consigo situarme en la vía correcta y no despego los ojos del parabrisas hasta que no entro en el garaje de casa. Tengo las piernas que bajo del coche y sigo con la postura de sentado, no llevan aceite para estirarse. A dos días de la carrera, cuando escribo esta crónica aún no las siento como mías, me duelen como si fueran prestadas.
Y esta ha sido mi visión de la Maratón Costa Dorada. Si queréis otra visión, más certera y objetiva, podéis leer la que ha escrito Robert Mayoral en su blog: ironrobert.blogspot.com
Aquí veréis por qué fue un lujo llevarlo de práctico, y es que el amigo Robert es todo un campeón de triatlón que ha llegado a defender los colores de la Selección Española.
Desde este humilde blog le deseo toda la suerte del mundo en sus retos deportivos.
Ya no hay más, me he quedado seco.

martes, 8 de noviembre de 2011

LO QUE SE PODIA HACER YA ESTA HECHO

Lo normal es titular estas entradas con “ALEA JACTA EST” –La suerte está echada- de Julio César, pero se ha usado tanto que ha perdido la fuerza que debía transmitir. Mi titular es más humilde, no transmite ninguna fuerza, pero deja claro y sin dudas el mensaje que os quiero hacer llegar: De aquí a la maratón del domingo no tengo que entrenar más porque sólo servirá para cansarme, no para mejorar. Hoy ha sido la última salida del programa de entrenamiento, de 12 km, muy tranquilita, acompañado por mi amigo Juli, y ahora a descansar y a prepararlo todo para que el domingo no me lleve ninguna sorpresa de última hora.
Sobre un planteamiento de 823 km totales, he realizado 993 km desde el 25 de Julio en que empecé la preparación de esta maratón. Siempre he preferido llevar km de más que de menos, y aún así, es inevitable que esta semana me pregunte si habré corrido lo suficiente, si estaré pasado de km, si habré llevado los ritmos correctos, si estaré comiendo mucho y engordando, si estaré comiendo poco y perdiendo fuerzas, si debería salir algún día más para no amorcillarme, si... 
Puedo asegurar que ésta es la semana más larga de la preparación, porque al salir sólo un día, el resto del tiempo dedicado a entrenar se me viene encima. Por eso he visto a mi entrenador y le he preguntado por estas dudas aprovechando que ambos estábamos parados en un semáforo en rojo. Así, con las ventanillas abiertas, y bajo el sonido de fondo de los claxon de los vehículos que estaban tras de nosotros y que pretendían reanudar la marcha cuando el semáforo se ha puesto verde, mi entrenador, con visibles muestras de contrariedad por las circunstancias que nos rodeaban, me ha sugerido de forma rápida y somera algunas pautas que pueden hacer que esta semana se me pase si no más breve, al menos más tranquila. No son pautas desconocidas ni secretos de gurú del entrenamiento, son cosas que todos sabemos pero que a veces no nos paramos a pensar y por eso caemos en la ansiedad y en el desasosiego.
En primer lugar: Debo hacer estiramientos suaves en un entorno tranquilo y sosegado propicio para la relajación.
Lo de los estiramientos suaves en un entorno tranquilo lo tengo chupado
 En segundo lugar: La comida ha de ser sana, equilibrada y aportar los nutrientes necesarios de cara a la maratón.
Sana, equilibrada...más vale que sobre que no que falte, no?
En tercer lugar: Dar tranquilos paseos por los alrededores.
Si salís a andar, no os llevéis la radio que cuando te quieres dar cuenta...
Bueno, pues gracias a estos sencillos consejos, seguro que hasta el domingo estoy más tranquilo y no tengo que comerme las uñas de los pies, que en la mano no me quedan.
Nos vemos en Salou.


jueves, 3 de noviembre de 2011

4ª ENTRADA. CORRIENDO BAJO LA LLUVIA, SIN REMEDIO.

Que soy un novato en esto del blog es algo que salta a la vista. No sólo por el exiguo número de entradas, sino también por mi pobre sintaxis, mis divagaciones superfluas, el vacuo contenido de mis aseveraciones y sobre todo, por no saber reprimirme a la hora de dar a conocer aspectos íntimos de mi personalidad. ¿En qué mal momento se me ocurrió escribir que no me gustaba entrenar con lluvia? Aún no había terminado de releer la anterior entrada, una vez subida a la red, cuando los más prestigiosos meteorólogos del país anunciaron para esta semana que nos ocupa un temporal de lluvia generalizado. Menos mal que las semanas fuertes de carga de kilómetros ya han pasado y que mi entrenador; al que desde el primer momento le advertí de que poco lustre le iba a aportar a su historial deportivo; me deja total libertad para que acomode las sesiones de entrenamiento a los día que mejor me vengan. De esta manera, el día 1 de noviembre hice una salida larga de 22 km en la que, aunque no sentí la lluvia sobre mi rostro, sí estuve más de la mitad del camino pisando charcos tal y como se ilustraba en la anterior entrada de este blog. Para seguir cumpliendo el programa de entrenamiento de una forma coherente era importante que hoy saliera por lo menos 10 km. He aprovechado un claro en el cielo que me ha hecho albergar esperanzas y me he lanzado al asfalto con la esperanza de acabar antes de que el húmedo elemento volviera a aparecer. Como era de esperar y casi sabiéndolo de antemano, cuando me encontraba más lejos y desprotegido del calor de mi hogar, una lluvia -primero fina y luego intensa- ha cobrado protagonismo en mi entreno de hoy. Me ha calado hasta los huesos, dejando como único beneficiado a mi catarro, al que creía vencido ya que los estertores matinales habían remitido y las mucosas tenían un tono transparente de lo más prometedor de cara a la prueba que me espera en breve. Nada más salir de la reconfortante ducha caliente con la que he tratado de paliar los efectos negativos de la mojadura matinal, toda una suerte de toses y exabruptos de volumen operístico sumados a unas mucosas que han recuperado la densidad opaca y un color entre verde y marrón, han aflorado a mi boca y garganta recordándome que voy a tener que seguir con el tratamiento unos días más.
Qué feliz soy entrenando bajo la lluvia.